Revista Infancia

01/10/2001 – Infância – Sao Paulo – Revista – Nereide Schilaro Santa Rosa

El Contador de historias (Click para ver el artículo original)

Niños Famosos

Curioso y carismático, Monteiro Lobato fue un niño espirituoso que encontró en las letras su gran vocación.

Nereide Schilaro / Ilustraciones: Luiz Carneiro

José Renato Monteiro Lobato nació en la ciudad de Taubaté, en el Estado de São Paulo, el 18 de abril de 1882. El pequeño Juca – ese era su apodo de infancia – comenzó a conocer el mundo en la hacienda de su padre, cerca de Taubaté. Y en aquel tiempo, el chico decía: “Siempre estoy seguro, eso de error es con los demás.” Era así que el “mandamito”, como era conocido en el medio familiar, solía hablar.

Juca descubrió desde temprano el poder, principalmente el de la escritura. Después de todo, escribir es creer en sí mismo, y lobato creyó. Y se inmortalizó. Un niño nada acomodado que buscó conocer el mundo a su alrededor, fue un adulto que comprendió lo que faltaba y lo que sobra en este país. Irreverente, pagó caro – hasta el punto de ser arrestado en 1941 – por exponer tan claramente sus ideas.

Esta irreverencia lo acompañó desde su infancia. Quien conoce a sus personajes y sus historias reconoce fácilmente sus travesuras y descubrimientos. El circo de caballitos realmente aportó al frente de su casa en Taubaté. También el arroyo de las aguas claras existió, un lugar donde pescaba los lambaris con la ex esclava de su abuelo. La portera de su hacienda, en la que gustaba de subir para mirar el bosque de los sacis y jaguares, todavía está allí, preservada.

Su austero profesor de la escuela llamaba la atención al caminar por las calles de la ciudad, con una imponente cartera en la cabeza, tal cual el famoso Visconde de Sabugosa. Lobato no le gustaba mentiras y enfrentaba a los amigos de la escuela con valentía, lo que a veces provocaba situaciones emilianas. Lia, y mucho, divagando por las páginas de los libros de su abuelo y construyendo su álbum de recortes.

Estas actitudes ya señalaban su interés por las letras escritas y habladas. Y, más que todo, su irreverencia y decisión cuando, a los 10 años, resolvió alterar su propio nombre de José Renato para José Bento, simplemente para poder usar el bastón de su padre que tenía iniciales grabadas J.B.M.L.

La relación entre lobato y el poder siempre fue algo inusitado. Una vez, su abuelo recibió al emperador D. Pedro II en su casa, y Lobato, aún pequeño, había sido prevenido en cuanto al “poderoso e importante” visitante. El día marcado, acechaba con curiosidad la figura del emperador. Al término de la visita, sólo comentó: “Como una persona de porte majestuoso y largas barbas puede tener una voz tan aguda?”

CREADOR Y CRIATURAS – Años más tarde, diría: “Escribir a los niños? Ah, mi amigo, es admirable, perdí el tiempo escribiendo para gente grande, que es una cosa que no vale la pena.” En el transcurso de su vida, él entendió que su lucha por mejorar nuestro país sería perpetuada por los niños, de tal forma que fue a buscar sus recuerdos más felices, preservados en su corazón, para expresar sus historias encantadoras.

La infancia de Lobato fue la génesis de su producción intelectual dirigida al público infantil. La autora Tia Anastácia y el sabio Visconde de Sabugosa fueron personajes reales en su vida: la abuela Anacleta, el profesor Quirino, la ex esclava Joaquina y él mismo, la sensata Doña Benta, la sincera Emilia, el dulce Narizinho, el aventurero Pedrito, la auténtica Tía Anastácia y el sabio Visconde de Sabugosa, fueron personajes reales en su vida: la abuela Anacleta, el profesor Quirino, la ex esclava Joaquina y él mismo Que inspiró a Pedrito y Emilia. Todos ayudaron a componer el universo de Lobato, mágico y encantador.

En la literatura infantil, en la literatura infantil, una forma de ayudar a Brasil, enseñando e incentivando a los niños a no aceptar simplemente y sin contestación la palabra del “poder”, simbolizada por los adultos incultos, perezosos y -aunque nunca hubiera empleado ese término -corruptos. Por eso los personajes lobatianos tienen autonomía intelectual, son bien delineados y claros, no engañan ni disimulan; Tanto en la literatura infantil como en la destinada a los adultos.

Al fallecer, en 1948, Monteiro Lobato dejó una laguna aún abierta. Hoy la literatura infanto-juvenil busca atender una gran demanda. Imagina si Lobato aún estaba vivo, produciendo nuevas historias y aventuras. ¿Tendríamos un best seller, como Harry Potter?

Descubrir la obra de Monteiro Lobato es comprenderlo en su contexto histórico. El hecho de conocer su infancia nos esclarece posturas, comportamientos, lenguaje y actitudes. Por cierto, conociendo la infancia de personas famosas, acabamos comprendiendo que, inevitablemente, somos el resultado de nuestro pasado. Y que debemos ser responsables de las infancias felices y constructivas de nuestros niños para que se conviertan en adultos inteligentes, creativos y críticos. Al igual que Lobato, lector de nuestras vidas, escritor de nuestras almas.

Nereide Schilaro es pedagoga y escritora, autora de libros infanto-juveniles de la colección Niños Famosas, de Callis Editora.