29/09/2008 – 17:58 – Dzai – Blog
¡Dinero no nace en árbol! (Haga click para ver Libro-juego)
Al avistar el objeto deseado, sus ojos brillan y ella enseña a su madre a comprarla. La respuesta es “no”, pero ella insiste. Cuando percibe que la madre no va a ceder, ella comienza un verdadero show. Se siente en el suelo, grita, llora, golpea el pie (…) La madre la tira del brazo y, constreñida, intenta hacerla parar con el escándalo. ¿Quién nunca vio a un niño actuar así? En el supermercado o en la tienda de juguetes, esta escena se repite diariamente. Pero lo peor es que, aunque los padres cedan y compren lo que su hijo quiere, el pequeño pronto marea y quiere siempre otra cosa nueva. Lo que importa no es usufructuar lo que se tiene, sino adquirir todas las novedades que surgen. Y los fabricantes de productos para niños no son ni un poco tontos. Cada día, lanzan cosas nuevas: refrescos que dan brindis, chicle con sabor a doble, muñecas que andan, hablan y hacen pis, ropas “descoladas” con brillo, sandalias multicolores y por ahí va (…) El resultado de todo esto Es que el dinero se va rápidamente y la satisfacción es sólo pasajera. Los llamados al consumo realmente son muy grandes, pero los niños pueden aprender desde pequeños a resistir los impulsos y dar valor al dinero. Los padres tienen un papel fundamental en este proceso. No es una tarea fácil, pero ciertamente vale la pena.
Educar siempre
“La gente consume por impulso y eso lleva a la frustración. Es común que el niño juegue sólo una vez con un juguete que tanto insistió para tener y después no lo utilice más”, resalta la pedagoga Nereide Schilaro Santa Rosa. Para evitar que esto ocurra, los padres deben mostrar a sus hijos, poco a poco, que hay que valorar el dinero.
Para Nereide, enseñar a los niños a ser consumidores conscientes es uno de los más importantes desafíos de los padres hoy en día. Para ayudarlos en esa tarea, ella escribió el libro “La tienda de Tío Sah-Lim”, en sociedad con el empresario Walter Zarzur Derani. En el libro, ellos cuentan la historia del dinero, el surgimiento de la moneda y explican conceptos como salario y factura. La palabra salario, por ejemplo, viene de la sal, usada como moneda de cambio antiguamente. El libro se dirige a los niños, pero los padres también pueden, y deben, participar en la lectura.
Una de las metas del libro es mostrar la importancia del dinero en el contexto histórico del mundo y explicar por qué todo depende de él. El libro acompaña un juego de tablero, realizado en dos etapas. En la primera, el objetivo es acumular “sah-lims”, la moneda del juego. En la segunda etapa, cada niño monta una tienda y compra productos con las monedas ganadas. Según la pedagogía, los pequeños deben ser exigentes a la hora de gastar sus primeras monedas. Y, aunque aún no ganen un mes, pueden influir en las compras de la familia. “Es importante que los niños aprendan a elegir productos de calidad, ya dar preferencia a aquellos producidos por empresas que desarrollan proyectos en el área social, y siempre exigir una nota fiscal”, destaca. Todo esto se enseña en el libro.
Para Nereide, de nada sirve actuar con agresividad cuando el niño está haciendo escándalo en medio de una tienda. Decir “no” es importante, pero es necesario que los padres tengan la costumbre de conversar con sus hijos sobre ese asunto. “Los padres deben animar al niño a reflexionar y no actuar por impulso. Los niños también pueden desarrollar un espíritu crítico”, sostiene.